23/11/11

SOLCHAGA, EL CIENTÍFICO

Universidad de La Rioja. 22 de noviembre de 2011. El exministro Solchaga imparte una conferencia sobre la crisis económica. Concluye y, en el turno de preguntas, sonríe ante una interpelación idealista. Sorbe un poco de agua y responde:
 “¿Cambio de modelo? No sé qué son los modelos… eso es metafísica marxista. Yo solo creo en la economía positiva y en que la gente hace lo que quiere”.
El mundo está lleno de idiotas habilidosos que deberían asistir al ciclo “filosofía, tuercas y algoritmos” para saber por dónde caminan...

4/11/11

LA TRAGEDIA DE LA RAZÓN

Estos días se representa en Europa la tragedia de (lo que quedaba de) la razón, que era esa cosa tan geométrica de calcular medidas y plazos. Porque ayer se evitaba la celebración de un referendo en la vieja Hellas, hoy se asume que la república romana es un protectorado alemán y mañana, suponemos, los resquicios del imperio católico (españoles, portugueses… esta gente) serán convenientemente renapoleonizados. Se trata, definitivamente, de la victoria final de Lutero (ese fraile que nos enseñó a encerrarnos en la individualidad para ya nunca ser autónomos). Se trata del fin de un mundo que durante siglos se comprendió en clave de esas raciones que proponían los geómetras griegos, esas raciones que elevaron a derecho sus colegas romanos, esas raciones que rescataron los traductores semitas del medioevo toledano. Se trata de la puntilla final a esa línea de conservación de la razón, el golpe de gracia con el que Europa, por fin, se vuelve abiertamente irracional, especulativa y autorreferencial. Ya no hay realidad que guíe el gobierno de la realidad. Ya no hay δημοκρατία, ni real ni de ningún otro tipo.


1/11/11

OPERACIÓN FACEBOOK (05N)


 
"Porque la arquitectura de Facebook propone un espacio sobre el que abocetar infatigablemente nuestros deseos y querencias, maquinando la realidad menos individual que somos o representamos: En la renovación constante que posibilita Facebook podemos esquivar la triste finitud de lo individual, que era un status de otras épocas menos cibernéticas en las que la comunicación institucional, normalizada, era el modo de individuación inexcusable. E, inversamente, a través de Facebook, podemos consumir al ritmo que exige la no-estaticidad post: filosofía, cine, fútbol, vídeos, fotos, textos… como en un devenir-niño en el que el mundo resulta eternamente consumible y epidérmicamente interesante. Las categorías lógicas en las que se emplazaban estos estímulos relajan sus quicios. Es la tabla rasa de los sentidos, es la saturación del yo y de las disciplinas. Facebook es puro caos que converge, si acaso, en el único sentido de la centralización de estímulos en un pantallazo, como pastiche sin relieve que representa pero desactiva todas las complejidades. Porque en Facebook comunicamos informalmente. No nos enfrentamos a una comunidad de normas fijas, a un comercial o a un dependiente de intereses definidos, sino que las mercancías, los intereses, los deseos, las querencias, fluyen sin compromisos. El negocio queda oculto tras la sonrisa de Mark Zuckerberg. (...)

Dicen que si Facebook fuera un Estado sería el tercero del mundo por población. Lo trascendente de esta comparación no es la ilustración metafórica, sino la verdadera dimensión pública de este tipo de corporaciones privadas. Ante esta realidad en la que lo político ya es económico, en la que la información cruzada indiferencia compartimentos operativos de otras épocas, no cabe la política con base en conceptos de la economía clásica. Si la reproducción de las relaciones capitalistas ha cambiado su objeto, debe cambiar la crítica de la economía política que guíe resistencias. Porque la tecnología, que es trabajo acumulado y puesto en venta, aniquila la operatividad de las concepciones clásicas. Porque la tecnología infiltra, dispersa e invisibiliza las relaciones de explotación y dominio que antes distinguíamos con claridad. ¿Somos ciudadanos?, ¿somos obreros?, ¿somos usuarios?. No hay respuesta posible desde las categorías de conocimiento clásicas. Confiemos en que las redes sociales sirvan, al menos, como representación figurativa de este caos, como proyección en la que reconocernos, como descuido en el que vislumbrar el truco… como pauta para ejercicios de resistencia."

(extracto de Redes sociales y riqueza común)