30/1/12

LA LIBERTAD EN LA ERA DE SU REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA

El humanismo anda algo aturdido en los últimos días, intentando agarrarse como puede a su metafísica de la libertad y al resto de sus zarandeados universales, en medio de la tormenta. De golpe, Twitter rehabilita los cercos soberanos y nos confirma que el espacio globalizado es mucho más estriado de lo que cabría esperar, incluso para las mercancías inmateriales (léase tweets). No deja de ser paradójico que se le reproche a Twitter que pretenda delimitar una forma de libertad de expresión que el propio sistema ha creado. ¿O es que hay una especie de libertad universal encarnada en cada uno de nosotros y que es la medida de todas las acciones humanas (como viene a decir el despistado de Juan Cruz con pose kantiana)? Pues va a ser que no. Toda la retórica ampulosa del humanismo y sus dignidades metafísicas nos despistan hoy más que nunca, cuando esa “posibilidad de hacer” que es la libertad está esencialmente mediada, técnicamente construida, alienada en el sentido preciso del término. Curiosamente, las proclamas humanistas son hoy pataletas en el departamento de atención al cliente de Twitter.

29/1/12

LA INDIGNIDAD DE NADAL

Todos los grandes partidos de Nadal tienen un punto indigno. Y es que después de 5 o 6 horas de sangre, sudor y bananasshots, persiste la sensación de que, una vez más, Nadal ha ganado (o casi) a un tipo más talentoso que él. La marca España -convenientemente ondeada por el deporte desde la inversión en médicos en Barcelona'92- rompe a cantar la chanson de Nadal, que es la historia de un chico que, a golpe de voluntad, esfuerzo, tesón, confianza y colacao, consigue ser el mejor. Sin embargo, la composición del colacao es muy compleja, tanto que no es Nadal quien lo toma, sino el colacao el que ha acabado por engullir al entrañable Rafa. Porque Rafa, en realidad, es un producto, una cosa, el resultado de complejos cálculos, el hombre-máquina cartesiano que automatiza trayectos, aceleraciones y golpes... Federer, el tenista más talentoso de todos los tiempos, el jugador imprevisible que practica un revés indistiguible de una derecha y que no corre porque golpea a bote pronto deliciosamente, debe de estar harto de que la misteriosa gasolina de Nadal no se agote nunca, de que no necesite usar el revés porque sus piernas le colocan siempre de derecha, de que no necesite golpear a bote pronto porque sus cuadriceps le transportan donde quiere y cuando quiere...   Pero esto, querido Roger, no se negocia. Porque Nadal no es solo la maquinización del deporte o la homogeneización de una disciplina en la que el talento se vuelca a protocolos de éxito deshumanizados, sino que Nadal es, sobre todo, lo que se espera de cada uno de nosotros.

23/1/12

DICEN QUE YA ESTÁ AQUÍ LA WORLD WAR WEB

Dicen que ya está aquí la World War Web. No se sabe bien si lo dicen a modo de evocación romántica de la brega militar o si lo dicen con una frívola aunque cómica intención literal, es decir, con la pretensión precisa de describir un mundo en guerra. Para este último caso, caben una serie de precisiones que den enjundia –o resten frivolidad, comicidad– a la afirmación: Y es que en los últimos años se suceden en el ámbito cibernético diversas prácticas que, en cierto modo, proceden obviando las cortapisas jurídicas clásicas que compartimentan el acceso al mundo y sus recursos (filtración de datos, descargas libres, intercambio de archivos, licencias abiertas, allanamientos de sitios web, etc.). Se trata de prácticas –algunas belicosas– que aprovechan al máximo la dificultad de trazar cercamientos y jerarquías en un sistema comunicativo que, por definición, funciona en redes inestables y donde la aplicación del derecho es más incierta que nunca. Frente a estas prácticas, la fuerza ejecutiva de lo jurídico improvisa –en sus respectivos Estados y más allá– actuaciones represivas que pretenden reintegrar las titularidades prescritas y proscritas.
En esta fenomenología básica de los acontecimientos apenas se vislumbran las trincheras de una guerra, que incluso pueden confundirse con una redada policial en busca de delincuentes comunes. ¿Cómo puede, por tanto, encajarse esta fenomenología en la teoría de la guerra más allá de la metáfora plana? Sin duda no estamos ante una guerra entre bloques de soberanías delimitadas. No se trata tampoco de una guerra de guerrillas en la que el individuo rebelde defiende una bandera incorruptible en terrenos montañosos. Ni siquiera se trata de una resistencia tenaz en la que el resistente se confunde aviesamente con el invasor… La única manera, por tanto, de encajar estas prácticas en el concepto de guerra es inventando, ad hoc, una cuarta e incierta tipología de guerra que estira al máximo la categorización clásica del concepto, que es el único modo de no resultar frívolos: tal vez la World War Web esté inaugurando una nueva versión de conflicto bélico en el que se confunden metáfora y literalidad, apariencia y realidad, discurso y praxis:
Con internet como campo de batalla están conformándose los parámetros de una suerte inédita de guerra en la que el combatiente no es un individuo. A diferencia de los batallones, las guerrillas o la resistencia, la legión de internet no recluta integralmente individuos, sino que se constituye, precisamente, a partir de ese desvanecimiento del sujeto que procesa y comparte desde difusas ip’s, desde inciertas titularidades, desde un pretendido anonimato y desde la militancia precaria. Y así es como, en esta guerra, el sujeto es un ente cruzado por las paradojas que transitan un campo de batalla reticular: en esta guerra, un mismo sujeto puede defender la titularidad de su trabajo (que es el único modo de procurarse la integridad del cuerpo) y, al mismo tiempo, compartir obras que el derecho atribuye a otros sujetos; en esta guerra, un jurista, un político, un informático, un administrativo o un policía pueden trabajar en la gestación y aplicación de regulaciones y cercamientos y, al mismo tiempo, participar en un ataque DDoS, desarrollar códigos abiertos o, más sencillamente, poner en común una canción que se propagará sin obstáculos. Se trata de una guerra en la que un trabajador de la SGAE puede ser un uploader de Megaupload; una guerra en la que los soldados son perfiles borrosos que en ocasiones se activan y en ocasiones se esfuman; a veces están en un lado de la trinchera y a veces en el otro. Se trata de una guerra de militancias enclenques en la que los disparos se curvan hasta hacerse siempre fuego cruzado; una guerra en la que muchos combatientes no saben que participan y en la que los agentes dobles no se reconocen a sí mismos… Una guerra sin lealtades, sin uniformes e incluso sin bandos… Entonces, ¿por qué demonios lo llaman guerra? Aquí la interpretación ad hoc: porque estas actividades que surgen de la no-integridad de los sujetos están tejiendo, a su vez, el tamiz ideológico que depurará la realidad por venir. Si las revoluciones decimonónicas tamizaron nuevas formas de representación, si las guerras mundiales tamizaron los estados de derecho y si la guerra fría tamizó el tardocapitalismo, la World War Web adquiere el estatus bélico porque, aun sin alistamientos de sujetos, está poniendo en tela de juicio la ordenación de titularidades que el derecho propone para el mercado como nunca antes se había hecho. No hay nadie cavando la trinchera, pero la trinchera está siendo cavada. En la World War Web se está disputando el discurso que tamizará el orden aplicable a un mercado cada vez más indefinible; y el capitalismo, a diferencia de esa vaga opinión que circula en tesis insustanciales, es definición precisa de las titularidades que mercadean, es regulación, es fijación de posiciones. En esa dicotomía que enfrenta la definición/indefinición del mercado, se entrevén las trincheras. Los tiempos y lugares del conflicto (cazas de brujas, campañas de ideologización, estados de excepción, bombardeos de servidores…) son cosa de visionarios y guionistas de cine bélico.

20/1/12

EL CIERRE DE MEGAUPLOAD Y EL DERECHO CORTOCIRCUITADO

El cierre de megaupload es uno de esos momentos icónicos mediante los que generaciones futuras (o extraterrestres) comprenderán mejor nuestro modelo de sociedad. Y es que este hecho no se aprehende en toda su relevancia si atendemos solo a la privación de material audiovisual que padeceremos a partir de ahora; la trascendencia del cierre de megaupload radica en la eclosión definitiva y con alcance global de esa reinvención del derecho que no acabábamos de creer, pero que ya está aquí, con sopa o sin(de) ella. Y es que el derecho moderno ha sido, esencialmente, el modo de procurar titularidades cuyas cargas y privilegios, posteriormente, se negociaban en un marco de racionalidad determinado (decía Moulier Boutang que lo que caracteriza al capitalismo respecto de otros sistemas de relación es la invención jurídica de la empresa como titularidad que responde solo con su propio patrimonio, exonerando de responsabilidad patrimonial a la persona física). La fijación de titularidades, históricamente, era cuestión de policía y guardiacivil-ización: cercamiento de campos abiertos, catalogación de mano de obra, delimitación de autorías... Sin embargo, llegada la economía de la información y el conocimiento -esa que, por definición, gesta su riqueza en "lo común"- parecía poco probable que la guardiacivil-ización actuara con el arrojo con el que se ha cerrado megaupload. Parecía poco probable porque es evidente que, en esta economía de lo común, seguir marcando titularidades precisas se revela cada vez más como una ficción insostenible e impracticable. Y sin embargo el derecho ha decidido cerrar megaupload, que es ese campo por el que todos habíamos caminado alguna vez, como esos campos que transitaban los paisanos del siglo XVIII hasta que un tipo uniformado se acercó a decirles que aquello era privado, es decir, privativo de otro, como un cepillo de dientes. Parecía imposible que el derecho siguiera aplicando esta lógica en un mundo de productos inmateriales, reproducibles e intercambiables con inmediatez; sin embargo, el derecho ha sabido reinventarse: atrapar al ladrón habría supuesto el cortocircuito final, ya que entonces, con las cárceles más llenas que las calles, habría que darle otro nombre a nuestra sociedad. De este modo, el derecho ha decidido meter en la cárcel a determinados mediadores de la puesta en común, así como cerrar servidores que, hoy en día, son nódulos referenciales del proceso de compartir. Batalla ganada, orden reestablecido. Lo que el derecho no sabe, pero sospecha, es que estos servidores que hoy son una referencia por su capacidad distributiva, son solo el paso intermedio para un sistema puro de P2P en el que no habrá nódulos, sino redes entre usuarios. Será entonces cuando la lógica jurídica que hoy ha metido en la cárcel a los responsables de megaupload llame a nuestra puerta y, como un guardia civil decimonónico que ordena los campos, nos pida que le acompañemos. Será entonces cuando el derecho necesitará reinventarse de verdad o acabará encarcelándose a sí mismo.

16/1/12

TÚSÍQUEVALES

Dicen todos los expertos en sensibilidad que es que la crisis, en fin, los mercados, ya se sabe, la especulación y blablabla... como si lo que se hace en esas esferas financieras fuera muy distinto de la ética que rige nuestras vidas. Y es que en los mercados, especulando, se pretende que, de rebote en rebote, apoyado en inciertas y difusas referencias, lo que hoy se compra por un poco, mañana se venda por un poco más. Nada muy distinto de lo que se ha procurado desde tiempos remotos si no fuera porque esas referencias que marcan el precio de compraventa ya no son previsibles, ya no responden a fórmulas referenciadas a un fijo (digamos, con los fisiócratas, la tierra, por ejemplo), sino que son coyunturas caprichosas que marcan tendencias descabezadas. Y en eso se han convertido nuestros trabajos: acumulación de activos dispuestos a ser apostados en un bien o servicio que ojalá, diosmíoporfavor, guste al público. La relación de la labor desempeñada con una necesidad fija es mera casualidad. Todo pasa por relacionarse ventajosamente... todo es un túsíquevales donde, por ejemplo, cantar haciendo el pino puede hacerte un triunfador... todo es una partida de póker. ... todo es perniciosa especulación... Y eso que hace la banca es, en definitiva, lo que hacemos todos en nuestros respetables trabajos y emprendimientos... incluido este infravalorado blog!!!

11/1/12

La realidad es la que es y las cosas son como son, pero...

Debemos hacer sacrificios, no nos queda otra.

No te des cabezazos contra la pared. El mundo es así. ¿Qué vas a hacerle?

"Asistimos, pues, a la formación de un sistema: la filosofía de las coacciones. Los determinismos sociales ya no se conciben como obstáculos que hay que vencer, datos que se han de dominar y apropiar por medio de la acción consciente, sino como fundamentos, como constituyentes, determinantes; en otras palabras, como principios coercitivos que se han de observar y respetar. Y eso por razones políticas (...) La filosofía convertida en metalenguaje de la estrategia de clase encubre y justifica esa estrategia. No la presenta como proyecto a escala global ni como proyección de una voluntad política, sino bajo la rúbrica de las necesidades que tienen fuerza de ley. De la filosofía de lo finito y de la finitud se pasa a la aceptación de las cosas tal como son, de la vida tal como es. Sofisma en contradicción con la filosofía."

Henri Lefebvre. La vida cotidiana en el mundo moderno. París, 1967.

9/1/12

EL DISCURSO ILUSTRADO DE KEN ROBINSON


Y con este discurso ilustrado (que quiere decir que incorpora ilustraciones, no caigamos en la herejía de postrarnos ante opiniones demasiado luminosas) Ken Robinson, gurú de la nueva economía -o de los recursos humanos, que es lo mismo- nos cuenta lo que el conductismo piagetista viene inoculando en los planes de educación europeos durante los últimos años: no hay nada mejor que la desautorización de la razón para que el capital rearticule sus relaciones innovadoras y multiversales para, por fin, poder salir de esta y que todo vuelva a ser graciosamente irracional... de este modo, la única manera de que la escuela les resulte atractiva a los alumnos es que sea tan versátil y colaborativa como Facebook, tan estimulante como la pantalla que está por venir. Bienvenidos al pensamiento superficial.
Pd: Toda la carga crítica de lo leído anteriormente será olvidada en cuanto cierren esta ventana.

5/1/12

EXISTENCIAS REALES

Los niños saben perfectamente que, en estos tiempos de mercado pletórico y flujo comunicativo, todo lo imaginable se puede realizar; más aún, y sobre todo estos días, saben que todo lo que puede ser imaginado, debe ser realizado. Y así es como la comunicación y la tecnología se afanan por conocer los gustos del consumidor y por implementar técnicas de neuromarketing en la fabricación de nuevas mercancias, que serán las mercancías soñadas (¿nunca les ha pasado soñar con el ipad o el kindle o con una playa del Caribe y, de repente, como un espejismo en lcd, verlo reflejado en la pantalla de su pc?). Los niños saben que sus sueños, sus deseos, sus querencias más íntimas, son el material del que se nutre el creativo, el publicista, el ingeniero, el vendedor... En estos tiempos de mercado pletórico y flujo comunicativo, la única diferencia entre lo verdadero y lo verosímil es un breve lapso de tiempo, porque todo lo que puede ser verdad, lo será. Dicen que los niños de ahora son mucho más listos porque saben que todo es mentira, que es lo mismo que saber que todo será verdad... así que esbozan media sonrisa cuando sus ingenuos padres se cuadran, tosen nerviosos y les dicen... ehmm, estoo, hijo, que los reyes no existen... Y los niños mantienen la media sonrisa porque ya se sabe que ahora los padres compran regalos para que unos reyes magos con contrato temporal los repartan en actos multitudinarios, pero no queda muy lejos el servicio por el que esos mismos reyes magos, a cambio de un pequeño extra, trepen a las ventanas de los niños y les dejen los regalos bajo la cama...

3/1/12

QUERIDO RUPERT...

Que el ministro de economía español le pida consejo por twitter a Rupert Murdoch -y, sobre todo, que nos lo creamos- es la constatación final de que la razón comunicativa fue cosa de otros siglos: el responsable de una disciplina de cálculo autorreferencial se comunica mediante una interfaz ordenadora de información con el mayor monopolista de medios de comunicación conocido. Todo lo que digamos sobre el asunto no tendrá la más mínima trascendencia.